INTRODUCCIÓN A LA SIERRA DE ATAPUERCA
EL SISTEMA DE CUEVA MAYOR-CUEVA DEL SILO |
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Las formas endokársticas conocidas se concentran en el sector meridional de la Sierra de Atapuerca, destacando entre ellas el Sistema Cueva Mayor - Cueva del Silo que, con sus 3.700 m de desarrollo topografiados, es una de las mayores cavidades conocidas en la Cuenca del Duero.
La cavidad se estructura en tres niveles distintos, en donde Cueva Mayor da acceso a los dos superiores, en tanto que Cueva del Silo permite el ingreso al nivel más bajo del Sistema.
La entrada de Cueva Mayor, también conocida como Cueva de Atapuerca, se abre en el fondo de una fractura, dando acceso a un cómodo Portalón en el que existe una pintura de caballo, en rojo, tradicionalmente atribuida a momentos paleolíticos, aunque nosotros la consideramos bastante dudosa. Sus rellenos, objeto de diferentes excavaciones, han puesto de manifiesto ocupaciones puntuales de época altomedieval y tardo-romana, así como una secuencia continua desde el Bronce Final al Eneolítico como mínimo. Los restos prehistóricos son numerosos en su interior, especialmente la presencia de silos y presas. También se localizan algunos paneles de pinturas y grabados, probablemente postpaleolíticos.
Su proximidad a la ciudad de Burgos, unido al fácil acceso, ha facilitado que la cueva haya sido visitada desde antiguo, hecho fácilmente contrastable en los numerosos graffitis y destrozos que se observan en su interior, tanto en lo referente a su belleza natural como a sus restos prehistóricos. Entre las inscripciones hemos reconocido varias que se remontan al siglo XV, pero otros autores han aludido a la existencia de algunas del siglo XIII e incluso otras en posibles caracteres visigóticos y hasta árabes.
En 1868 los ingenieros de minas Pedro Sampayo y Mariano Zuaznávar publicaron la obra "Descripción con planos de la Cueva llamada de Atapuerca", una interesantísima publicación que pretendía divulgar y hacer una primera aproximación de los valores científicos de la caverna. Se completaba con bellas litografías de Isidro Gil y con precisas topografías de la cavidad, tanto de planta como de perfiles.
El cono de derrubios originado en Cueva Mayor, de 34 m de desnivel desde el borde de la dolina (23 m si tan sólo consideramos desde el zócalo de la puerta), facilita el acceso a una amplia galería de dirección SSE-NNW, cuyo primer tramo, conocido como Salón del Coro, se ve afectado por grandes desprendimientos clásticos de tamaño decamétrico. Más adelante, tras dejar al W el acceso al nivel intermedio, el conducto recibe el nombre de Galería de las Estatuas, caracterizándose por la presencia de grandes estalagmitas y columnas de varios metros de altura. Han sido observados restos humanos y materiales cerámicos prehistóricos.
El nivel intermedio, de dimensiones sensiblemente menores, está constituído por un mismo conducto que en dirección NNW recibe el nombre de Galería Baja y en dirección SSE el de Galería del Silo.
En el tramo central de la Galería Baja se observa la existencia de una antigua entrada colmatada, probablemente durante el Pleistoceno. Más adelante esta galería finalizará en el relleno de la Sima del Elefante, en la Trinchera, otra antigua entrada colmatada durante el Pleistoceno. El muestreo realizado en este relleno ha deparado restos paleontológicos de más de un millón de años de antigüedad.
En dirección contraria, tras superar una estrechez, la Galería del Silo permite acceder a la Sala de los Cíclopes, en cuyo extremo SW se localiza el Tubo de los Vientos, punto de enlace con la Cueva del Silo, tras la desobstrucción realizada en 1965 por el G. E. Edelweiss. En el extremo SE de la sala, próxima a otra antigua entrada colmatada en el Pleistoceno, se abre la Sima de los Huesos, conocida en el siglo pasado como "El Silo", lugar donde se localiza el depósito pleistoceno en el que se han recuperado restos de, al menos, 33 individuos de la especie Homo heidelbergensis.
En 1972, una nueva desobstrucción realizada por el G. E. Edelweiss en el otro extremo del Portalón de Cueva Mayor permitió el acceso a la Galería del Sílex, cuya entrada original, muy próxima a la de Cueva Mayor, se encuentra cegada desde el Bronce Final, permitiendo su conservación intacta hasta su descubrimiento. Se trata del conducto más amplio de toda la cavidad, perteneciente al mismo eje del Salón del Coro y Galería de las Estatuas, aunque en este sector alternan las direcciones SSW-NNE y WNW-ESE. Se caracteriza por una abundante litogénesis que le confiere una peculiar belleza y porque los procesos de reexcavación de la cueva son mucho más evidentes, al caminar por pisos falsos de concreción, colgados hasta 15 y 20 m por encima de los puntos bajos de la galería. En su interior se documentaron abundantes inhumaciones, paneles de arte rupestre, círculos de piedra, silos, presas, explotaciones de sílex y otros restos arqueológicos depositados intencionalmente por toda la galería.
La Cueva del Silo era antiguamente conocida como Silo de Valhondo, debido a su primitiva entrada, una especie de sima o torca destruida en la primera mitad del siglo XX por las obras de una cantera. Se caracteriza por un enrejado de galerías, con direcciones preferentes SSW-NNE y WNW-ESE, desprovistas de litogénesis, en parte debido a que funcionó como surgencia principal del karst, cuando los niveles superiores ya se encontraban inactivos, originando el nacimiento del río Pico, hoy visible a unos centenares de metros, aunque lógicamente a cota más baja. En su interior también presenta dos sectores con grabados rupestres postpaleolíticos.
Artículos relacionados:
El descubrimiento de la galería del Sílex. ( 421 Kb) El descubrimiento de la mandíbula humana de Atapuerca. ( 229 Kb) |
LA TRINCHERA |
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Otra de las principales cavidades de la Sierra de Atapuerca es la Cueva Peluda, que se desarrolla en dirección NNW-SSE, paralela al eje de la Galería Baja, aunque sin llegar a conectar. Contaba con dos antiguas entradas, ya obstruídas, una en el Pleistoceno y otra en el Holoceno, reconocibles por la existencia de restos de ambas épocas. La realización de la Trinchera del Ferrocarril provocó la apertura de dos bocas de entrada artificiales, una de ellas actualmente ya obstruída -la Cueva de la Vía- que han permitido el acceso a su interior en el presente siglo. Se desarrolla en el nivel más bajo del karst, en las mismas cotas que la Cueva del Silo, localizándose en ambas niveles de terrazas fluviales.
También en La Trinchera se localiza la Cueva del Compresor, una cantera subterránea que debió abandonarse al aparecer en sus tres frentes diferentes galerías del karst. El sector localizado al W de la cantera es el más bajo de todo el karst conocido, pues todavía puede verse parcialmente anegado en los momentos en que el nivel freático alcanza sus cotas más elevadas. No se conocen rellenos fértiles en esta cavidad. Su desarrollo es de 350 m.
Frente a la Cueva del Compresor se abren las dos cavidades más conocidas de La Trinchera, cuyas entradas están completamente colmatadas por rellenos sedimentarios que son objeto de excavación, y son las conocidas como Trinchera Galería y Trinchera Dolina.
Trinchera Galería, que engloba la Cueva de los Zarpazos y Tres Simas, es un corto tramo de galería seccionada por las obras de la trinchera del ferrocarril, que contaba con dos antiguas entradas, ambas colmatadas desde finales del Pleistoceno. En ella se han excavado once suelos de ocupación humana, con cronologías comprendidas entre los 450.000 y los 150.000 años de antigüedad. Se han recuperado abundantes restos de herbívoros, algunos carnívoros, así como centenares de piezas de industria lítica. También han aparecido dos restos humanos correspondientes a la especie Homo heidelbergensis.
Trinchera Dolina fue, junto con la Cueva del Silo, la principal surgencia del karst, si bien por el momento no se conoce la red de galerías cuyo drenaje se realizó por dicha cavidad, tan sólo nos queda registrada esa información en las huellas de corriente perfectamente visibles en las paredes del conducto. Una vez que los niveles freáticos descendieron, hace aproximadamente un millón de años, lo que anteriormente funcionó como una surgencia se convirtió en un amplio portalón por el que pudieron acceder hacia el interior del karst los diferentes grupos humanos y faunísticos que poblaban la zona, encontrándose sus restos óseos junto con otras evidencias de ocupación humana que se remontan, al menos, a unos 950.000 años de antigüedad. En el nivel 6, un nivel estratigráfico de más de 780.000 años, se localizaron abundantes restos humanos, faunísticos y líticos que evidenciaron una intensa presencia en la zona de una especie humana, bautizada como Homo antecessor, que hasta la fecha no se había localizado en Europa, que presenta por una parte rasgos arcaicos que la emparentan con las poblaciones africanas de Homo ergaster, y por otra algunos rasgos que parecen haber sido heredados por Homo heidelbergensis y otros por nuestra propia especie Homo sapiens, por lo que los antropológos del Equipo de Investigación de Atapuerca la han clasificado como ancestro común a ambas líneas evolutivas. Esta cavidad también se colmató hasta el techo, aproximadamente hace 150.000 años.
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OTRAS CAVIDADES |
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Otras cavidades de la Sierra de Atapuerca algo más alejadas de su red principal pero todas ellas cuevas sepulcrales con importantes restos arqueológicos de la Prehistoria con cerámicas, son Cueva Ciega, el primer yacimiento descubierto, en 1863, en la Sierra de Atapuerca, la Cueva del Mirador, actualmente en proceso de excavación de sus niveles superiores y la recientemente descubierta Cueva de La Revilla, bajo una casa del propio pueblo de Atapuerca.
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