En la red social "Amigos de Atapuerca"se está llevando a cabo una extensa entrevista epistolar al Dr. Emiliano Aguirre en la que a través de un paquete de siete preguntas -hasta la fecha- se obtiene una idea muy clara de lo que ha sido la evolución de las campañas de excavación de Atapuerca desde sus inicios hasta la actualidad, con un inusitado rigor tanto en las fechas como en los nombres de todas las personas que de algún modo han participado en este proyecto.
Como bien se dice en esa página web, no hay palabras para describir lo que ha supuesto Emiliano Aguirre para Atapuerca, y tampoco las hay para expresar lo que ha supuesto para el Grupo Espeleológico Edelweiss, por eso remitimos al lector a la lectura completa de la entrevista, si bien transcribimos aquí la contestación a la sexta pregunta sobre su opinión acerca de la participación de la espeleología en el descubrimiento de este yacimiento, en la que por supuesto, nos sumamos a su deseo expresado al final.
Asunto: Entrevista epistolar , Sexta pregunta
Madrid, 26 de Julio de 2010.
Querido Profesor:
Su respuesta deja abierta una nueva línea de investigación: ¿Cuántos yacimientos similares al de Atapuerca pudieron ser considerados minas de fosfatos?¿Quedarán restos dispersos en otros lugares?.
No, no es esta mi siguiente pregunta, es algo que seguramente ya ha atraído su atención y deberá estar trabajando en ello. Disculpe por mi atrevimiento al sugerírselo: Supongo que ya se habrá dirigido al Museo del IGME, que guarda todos los expedientes mineros e incluso en algunos casos, muestras originales de las minas declaradas, en los más doscientos años de historia que atesora el Museo.
Mi pregunta va por el camino de la participación de los espeleólogos en Atapuerca, al menos durante la época en la que usted dirigió las excavaciones:
Madrid, 26 de Julio de 2010.
Querido Profesor:
Su respuesta deja abierta una nueva línea de investigación: ¿Cuántos yacimientos similares al de Atapuerca pudieron ser considerados minas de fosfatos?¿Quedarán restos dispersos en otros lugares?.
No, no es esta mi siguiente pregunta, es algo que seguramente ya ha atraído su atención y deberá estar trabajando en ello. Disculpe por mi atrevimiento al sugerírselo: Supongo que ya se habrá dirigido al Museo del IGME, que guarda todos los expedientes mineros e incluso en algunos casos, muestras originales de las minas declaradas, en los más doscientos años de historia que atesora el Museo.
Mi pregunta va por el camino de la participación de los espeleólogos en Atapuerca, al menos durante la época en la que usted dirigió las excavaciones:
SEXTA PREGUNTA:
¿Cuál fue, en su opinión la participación de la espeleología en el descubrimiento de este yacimiento?¿Se ha reconocido suficientemente la labor de los espeleólogos? ¿No cree usted que ese reconocimiento ha ido disminuyendo en los últimos años?
Esperamos ilusionados su respuesta.
RESPUESTA de D. Emiliano Aguirre, recibida el 30/07/2010:
Respuesta a la 6ª pregunta:
La Espeleología, como indica su nombre de raíz griega, es la Ciencia de las cuevas. Normalmente no se piensa que las cuevas puedan ser de interés para el saber científico. Lo corriente es que se las mire y se las explore como sitios para deporte de riesgo. Sus espacios subterráneos, cerrados y sin luz son muy visitados o explorados por simple curiosidad o aventura, desde hace siglos, como consta por los grafitti.
En el siglo XIX los primeros que se quejan del expolio causado por visitantes curiosos e incultos, y exploran seriamente cavidades como la burgalesa Cueva Mayor, son industriales como Felipe Ariño y López, natural de Ibeas, y Ramón Inclán (1863-1890) y sus descendientes que buscan extraer materias primas, e ingenieros como Pedro Sampayo y Mariano Zuaznávar (1868). Todos éstos consiguen apoyo incluso económico de las autoridades, y los Inclán la propiedad de Cueva Mayor.
A comienzos del siglo XX, el reconocimiento internacional de las pinturas rupestres paleolíticas de Altamira incentiva este móvil de búsqueda, valor y cuidado de las cuevas en España. [Son el monje cisterciense Saturio y el sacerdote salesiano Jesús Carballo los primeros en visitar, prospectar y publicar hallazgos en Cueva Mayor; H. Alcalde del Río y otro salesiano, Lorenzo Sierra los adelantados en cuevas de Cantabria; el abuelo José Bullón el que explora, descubre y cuida con sus descendientes hasta hoy La Pileta de Benaoján, Juan Cabré el que busca y encuentra en el NE de la Península]. La Junta de Ampliación de Estudios (JAE) promueve estas investigaciones en cuevas y su publicación por la Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas (CIPP) con sede en el Museo Nacional de Ciencias Naturales.
Esta actividad e interés renacen a mitad de siglo en varios puntos de la Península. En 1951 José Luis Uribarri funda el Grupo Espeleológico Edelweiss (GEE) como servicio de la Diputación Provincial de Burgos, y desde esa tribuna pide atención, como hiciera 40 años antes Jesús Carballo, y que se emprendan investigaciones en Cueva Mayor y el entorno.
En 1964 en una Conferencia Internacional de Espeleología celebrada en Santander, destacó la representación británica por estudios de prevención de riesgos y mejoras de seguridad en visitas de cuevas, y varios grupos españoles por trabajos de investigación científica.
La Federación Andaluza de Espeleología celebró dos Congresos, el 1º en Ronda (Málaga), año 2000, y el 2º en Priego (Córdoba) en 2008. Ambas destacan por el rigor científico en sus exploraciones y en sus exposiciones.
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El GEE cerró la entrada a la burgalesa Cueva Mayor para evitar daños por los frecuentes visitantes, sobre todo los que bajaban para llevarse dientes y mandíbulas fósiles de osos de las cavernas, que abundaban en el fondo de una sima remota. En 1962 y 63 el GEE descubre los primeros fósiles y utensilios en la Trinchera que lleva al Museo Arqueológico de Burgos, y en 1964 colabora en la primera excavación de Francisco Jordá. Revisa la topografía de las cavidades en 1965, que lleva a nuevos descubrimientos, y en 1967 lo extiende a las cavidades y rellenos en la Trinchera, trabajos que se reanudan con nuevos descubrimientos entre 1972 y 1974.
En 1973 contribuyó a que la parte de Sierra de Atapuerca y su falda comprendidas en el municipio de Ibeas de Juarros no se expropiara para uso militar, y promovió la declaración del territorio como Monumento Histórico Artístico. En Cueva Mayor Jesús Apelláriz es el primero en desarrollar un proyecto de excavación sistemática en el Portalón desde 1973, que prosigue hasta 1983. Excava depósitos de edades prehistóricas, y explora galerías adyacentes.
Cuando el ingeniero Trinidad Torres terminada su carrera empezó su tesis doctoral sobre los osos de las cavernas, en 1976, tuvo noticia de la cantidad de fósiles de oso que arriesgados visitantes se llevaban del fondo de la Sima de los Huesos (SH) de Cueva Mayor. Se hallaban amontonados con piedras y limos en la rampa al fondo de un tubo estrecho vertical de 12 metros, de acceso difícil, a unos 450 metros desde la entrada de la cueva. Miembros del GEE asistieron a Torres, C. Puch y R. Cobo en su extracción de cientos de fósiles de oso, entre los que hallaron unos doce humanos, que llevaron para su estudio a Emiliano Aguirre. Éste visitó la SH de Cueva Mayor y la Trinchera, y al a apreciar el potencial de los yacimientos formuló el Proyecto interdisciplinar y a largo plazo. Pudo comenzar sus actuaciones en 1978, contando desde el primer momento con la colaboración del GEE, que publicó una versión de las intenciones y previsiones de Emiliano en 1983.
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Las actuaciones del GEE, desde entonces, en relación con las investigaciones de la Sierra de Atapuerca incluyen ayudas en la instalación de infraestructuras necesarias para la excavación metódica por cuadrículas, la asistencia constante diaria desde 1984 para el descenso y ascenso por la sima de 12m de cada excavador y materiales extraídos. El acarreo en petates de hasta 20 kilos por las galerías en pendiente, techos bajos y aun gateras de los fósiles humanos hasta la salida de Cueva Mayor era difícil y peligrosa para éstos. Se proyectó abrir un conducto vertical desde el techo de una sala próxima a la boca de la Sima hasta la superficie. Encontrar en ésta la vertical del punto subterráneo en la cavidad fue posible en 1987 gracias a la precisión que el GEE logra con su revisado método en la topografía subterránea.
Todo el volumen de vacío subterráneo en galerías, domos y simas de Cueva Mayor y próximas, con varios kilómetros de longitud, ha podido ser representado en contramolde de escayola, a escala, y visible en su posición bajo la superficie de esa parte de la Sierra en una maqueta singular, expuesta en el Aula Arqueológica de Ibeas de Juarros, y ello gracias al GEE y al escultor Manuel Casado.
El GEE apoyó también la solicitud que terminó en declaración y protección de la zona y sus cuevas como Bien de Interés Cultural por la Junta de Castilla y León en 1991, y su declaración por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad en el año 2000.
Ya desde antes de 1990 el G.E. Edelweiss organiza o interviene todos los años en actividades como conferencias, reuniones o congresos, cursos, exposiciones sobre la Sierra de Atapuerca y sus registros de la evolución humana en sus ambientes, y en visitas a los sitios. Su revista Cubía viene publicando también documentos y estudios que nos dan a conocer la historia de éstos.
Por parte de ellos no falta nada de las contribuciones al conocimiento de estas cavidades que sirvieron de refugio o albergue y otros usos a nuestros antepasados, ni maestros que puedan transmitir los conocimientos en los múltiples aspectos de la espeleología.
Me queda un deseo aún no cumplido. Que en la Universidad se dote y se ofrezca una cátedra de Espeleología, entre las Ciencias de la Tierra que más nos pueden enseñar.